Violencia vicaria en Puebla: autoridades ignoran denuncia y apoyan al agresor de Martha Elisa Fernández

Martha Elisa Fernández ha experimentado un caso de violencia física, económica y psicológica en Puebla, que ha llegado a convertirse en violencia vicaria. Sin embargo, las autoridades se han negado a recibir su denuncia argumentando que no cumple con todos los requisitos. A pesar de presentar pruebas contundentes, las autoridades le han dado la espalda y apoyaron a su ex pareja.

En la actualidad, Martha teme por su vida, ya que desde que dejó a Mario N., su ex pareja, ha experimentado diversas enfermedades extrañas. Si empeora su condición de salud, cree que nunca podrá recuperar la custodia de sus hijas Xchel e Inti.

"Yo vivía con mi pareja y después de muchos años de relación tuvimos dos hijas [...] Cuando quise dejarlo porque era muy violento, me pegó y me lastimó el cráneo", comentó Martha. Su familia política le ofreció pagarle los gastos médicos y dinero para que no dijera nada al respecto. Siendo una persona sin apoyo desde los 15 años, se vio indecisa sobre si denunciar o no.

A pesar de todo esto, regresó a esa relación abusiva donde convivía con el padre del agresor y una tía del mismo. La violencia persistió causando consecuencias negativas en su vida personal y profesional: "Primero me dejaron de cuidar a las niñas, luego me dejaron de dar pensión y luego me las quitaron y me corrieron", compartió desesperada.

Martha fue encerrada con llave por su ex pareja para evitar que saliera de la casa; además, se le prohibió escuchar música. Cuando intentó dejarlo nuevamente, fue expulsada y amenazada con no poder llevarse a sus hijas con ella. Fue en ese momento cuando inició una batalla legal.

A pesar de buscar ayuda policial, nadie la apoyó y tuvo que recurrir a sus amigos para poder tener un lugar donde dormir esa noche. Desde entonces ha presentado su denuncia correspondiente, pero la Fiscalía General del Estado de Puebla solo aceptó su denuncia por violencia familiar, excluyendo los cargos de sustracción y violencia vicaria. El reencuentro con sus hijas se ha convertido en un tormento para Martha.

"Empecé a sentirme mal [...] tengo miedo", confesó Martha al describir diversas enfermedades inusuales que ha desarrollado desde que se separaron. Aunque teme por su vida y el bienestar de sus hijas, Martha sigue luchando por obtener la custodia total de ellas.

En estos momentos está llevando adelante una demanda por custodia; sin embargo, Martha no quiere firmarla parcialmente ya que desea tener la custodia completa de las niñas. Hasta ahora solo puede verlas en citas acordadas por las autoridades gracias a la mediación proporcionada por el DIF (Desarrollo Integral Familiar). Está convencida de que las autoridades han favorecido al hombre en este caso.

Martha solicita apoyo a las autoridades para que investiguen adecuadamente su caso y pueda obtener la custodia total de sus hijas. Temiendo el futuro bienestar de las niñas así como el deterioro continuo de su propia salud, concluye: "Él ya tiene una nueva pareja, ya ni las pela y yo soy su madre, solo viven con su abuelo y la tía paterna las cuida. Tengo derecho a tenerlas".

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