Mujeres caficultoras en Tlaxco, Puebla: Desafiando el machismo y empoderando la industria del café
La cosecha y venta de café se ha convertido en una oportunidad de empoderamiento para las mujeres en el municipio de Tlaxco, Puebla. En esta región, cada taza de café representa el esfuerzo realizado por estas mujeres para sobresalir en un ámbito dominado tradicionalmente por los hombres.
A cuatro horas y media de la capital poblana se encuentra esta comunidad, que colinda con los estados de Veracruz e Hidalgo. Según los casi 2 mil productores locales, esta ubicación geográfica privilegiada le confiere a su café un sabor excepcional debido al clima favorable. Por este motivo, las mujeres del municipio se han comprometido a mantener viva la tradición ancestral de cultivar y no abandonar sus tierras.
El estado de Puebla cuenta con 54 municipios dedicados a la producción de café, lo que sitúa a la entidad en el tercer lugar nacional en términos de superficie sembrada. Además, encabeza la generación de recursos económicos derivados del cultivo del grano.
Tlaxco es uno de los municipios destacados dentro de este rubro. Aquí se plantan más 2 mil hectáreas y se generan 45 millones pesos anuales por las ventas del grano.
En una entrevista con El Sol de Puebla, Beatriz Hernández Escárcega -integrante dela Alianza Mujeres en Café Capítulo México y productora local- destaca que además del sabor distintivo del café tlaxqueño, el trabajo cafetalero les brinda una oportunidad para mejorar su calidad vida y fortalecer sus familias.
El cambio cultural ha llevado a muchas mujeres a tomar un papel activo en todo el proceso de producción y comercialización del café. Beatriz y otras 16 mujeres crearon la marca "Yali", una iniciativa que busca fomentar la justicia y la solidaridad en el ámbito cafetalero. Gracias a este proyecto, su café ha llegado a otros municipios y estados del país, generando ingresos más justos para las productoras.
Sin embargo, estas mujeres han enfrentado obstáculos significativos en su camino hacia el empoderamiento. El machismo y la desconfianza de algunos hombres han sido barreras difíciles de superar.
La falta de valoración del café también representa un desafío adicional. En ocasiones, las ganancias no son suficientes o incluso inexisten, lo cual desalienta a muchas productoras y provoca el abandono del campo. Las mujeres caficultoras piden un rango de precios adecuados que reflejen el verdadero valor de su trabajo.
A pesar de los obstáculos encontrados en el camino, estas valientes mujeres continúan trabajando arduamente para hacerse un lugar en la industria cafetera. Su contribución destaca no solo por sus habilidades como cultivadoras y comerciantes, sino también por su determinación para mejorar tanto sus propias vidas como las comunidades donde residen.