Las contrastantes celebraciones de Año Nuevo en la capital poblana: entre la opulencia y la escasez.

La capital poblana muestra un contrastante panorama en la forma en que sus habitantes celebran el último día del año. Mientras algunos abarrotan los centros comerciales y mercados para preparar una cena especial y realizar rituales para atraer beneficios, otros carecen de los recursos económicos necesarios para festejar en grande.

En San Miguel Canoa y San Andrés Azumiatla, las juntas auxiliares con mayores niveles de pobreza, según la Secretaría de Bienestar municipal, los habitantes se preparan con lo que tienen disponible. María Dolores Marcial Márquez, residente en la zona alta de San Miguel Canoa, relata que su familia aprovecha lo producido por la agricultura y la crianza de ganado para elaborar su cena. Sin embargo, aún no saben qué cenarán y posiblemente preparen tamales con el maíz sobrante.

En contraste, Antonia Zepeda comenta que escogerá un menú junto con su familia dependiendo del costo de los ingredientes disponibles. Aunque no realizan rituales o asisten a iglesia antes de cenar.

En San Andrés Azumiatla, Juana Vidal cocina platillos básicos como pollo o frijoles ya que "no alcanza" para comprar alimentos costosos. Tampoco lleva a cabo algún ritual o rezo específico antes del año nuevo.

Irma Flores Rojas tiene planeado preparar atole debido al frío; sin embargo,no poseen otro plan definido ya que “sólo Dios es el que dice cuando o si te toca”.

Estos testimonios reflejan una realidad compartida por miles de poblanos cuyas condiciones económicas les impiden celebraciones grandiosas durante estas fechas festivas. De acuerdo con datos del Coneval*, casi la mitad (46.8%) enfrenta situaciones de pobreza o pobreza extrema.

De esta manera quedó evidenciada la difícil situación económica enfrentada por muchos poblanos durante estas fechas especiales 2023-2024.*Consejo Nacional de Evaluación (Coneval)

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