La creciente población en situación de calle en Puebla: retos y falta de programas de reinserción social

El incremento de la población en situación de calle en el municipio de Puebla ha generado preocupación tanto en expertos como en autoridades, debido a la falta de programas específicos de reinserción social para estas personas. Rosalba Casco, una ex maestra de computación que vive en las calles del Centro Histórico, es una muestra clara del creciente número de individuos que se encuentran en esta condición.

Las personas sin hogar buscan sobrevivir y pasan sus noches cerca de zonas comerciales, parques u otros lugares donde encuentren refugio. Sin embargo, enfrentan el rechazo y la falta de apoyo por parte de la sociedad. Muchos sufren adicciones o problemas relacionados con el abuso del alcohol o drogas, lo cual les impide acceder a los servicios ofrecidos por los albergues municipales.

Tanto especialistas como autoridades están de acuerdo en que se necesita un trabajo coordinado entre los distintos niveles gubernamentales para lograr la reinserción social efectiva. Además, se deben reforzar las acciones preventivas ya que aquellos con adicciones, discapacidades o adultos mayores son más propensos a terminar viviendo en las calles o ser abandonados allí por sus propios familiares.

Rosalba tiene 60 años y eligió vivir en las calles debido a problemas familiares. Según ella misma relata, su familia le arrebató su herencia y su casa e incluso llegaron amenazarla con muerte. Desde hace cinco años decidió adoptar una vida vagabunda ondeando por el centro pidiendo dinero o trabajando tareas menores a cambio comida u otro tipo ayuda económica.

A pesar del peligro que implica vivir en la calle, Rosalba considera que es más seguro que estar con su familia. Las personas sin hogar, especialmente las mujeres, son doblemente vulnerables ante los abusos físicos y sexuales. Rosalba ha tenido que recurrir a lanzar piedras para defenderse de los hombres agresivos en su entorno, pero esto no siempre evita que salga lastimada.

Cuando se le pregunta por qué no acude al dormitorio municipal para resguardarse, menciona la lejanía del lugar con respecto al centro y los inconvenientes horarios de atención. La falta de accesibilidad a estos servicios limita la capacidad de ayuda a estas personas.

La cantidad de personas viviendo en las calles ha aumentado considerablemente en los últimos años según Carolina Morales García, directora del Sistema Municipal DIF de Puebla y José Juan Ayala Vázquez presidente del Consejo de Comerciantes del Centro Histórico. Aunque no hay un censo oficial reciente, expertos estiman que el problema está relacionado con el aumento migrantes procedentes principalmente de Centroamérica así como población adulta mayor y aquellos con problemas relacionados al consumo de alcohol o drogas.

Karina Cerezo Huerta, psicóloga y catedrática señala que es importante analizar este problema más allá del estigma social ya que se trata seres humanos abandonados o forzados a abandonar sus hogares debido a diversos factores como problemas económicos o adicciones. Además añade quela precencia continuaen las calles deteriorafísica yapasionalmentea estas individuos debido a situaciones violentas e incluso pueden ser objeto dediscriminación por parte dela sociedad.

Es fundamental reconocerque vivir en la calle no es un delito, sin embargo, existen castigos implícitos por esta situación. Eder Vázquez Espinosa, un doctor en derecho menciona que se debe tener presente los derechos de estas personas y la necesidad de implementar políticas públicas eficaces que promuevan su reinserción en la sociedad.

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