Guillermo Aréchiga Santamaría Niega Corrupción y Busca Recuperar su Imagen Pública
El exsecretario de Movilidad y Transporte, Guillermo Aréchiga Santamaría, ha negado rotundamente haber cometido actos de corrupción o haberse involucrado en negocios ilícitos durante los primeros 18 meses del gobierno de Miguel Barbosa. También ha desmentido los rumores que señalaban que su hijo o algún otro familiar eran propietarios de las empresas encargadas de proveer equipo de seguridad a las unidades del transporte público.
Aréchiga Santamaría ha respaldado su inocencia con el fallo emitido por un juez federal y ha decidido hacer pública esta declaración para evitar que solo sea su palabra la que prevalezca en el asunto.
Antes de unirse al gobierno actual, Aréchiga Santamaría tuvo una extensa carrera como líder magisterial en el SNTE y como representante popular y servidor público en administraciones tanto priistas como panistas. Asimismo, fue un pilar político importante en el estado junto a la maestra Elba Esther Gordillo Morales.
Durante su tiempo al frente de la Secretaría, se implementaron diversas medidas para modernizar y dotar a las unidades del transporte público con equipo de seguridad. Aunque no se alcanzaron todas las metas establecidas debido a diversos factores, se logró avanzar significativamente en proyectos importantes como la conexión al C5 y la modernización de miles de unidades.
Respecto a los rumores sobre supuestos favorecimientos hacia una empresa relacionada con él o su familia, Aréchiga Santamaría aclara que esto es absolutamente falso. Se firmó un convenio marco para permitir una plataforma abierta donde múltiples empresas pudieran cumplir con los requisitos técnicos y proveer el equipo necesario. Aproximadamente, más de 20 empresas participaron en este proceso.
Cuando Aréchiga Santamaría dejó su cargo en marzo de 2021 para regresar a su diputación federal, se vio envuelto en un proceso legal que lo llevó a prisión. A pesar de los comentarios y rumores que circulaban, decidió enfrentar la situación y no huir ni esconderse, ya que estaba seguro de su inocencia.
El exsecretario rechaza considerarse un preso político y sostiene que la sentencia del juez federal respalda su inocencia. No tiene pruebas concretas para señalar a personas específicas como responsables de llevarlo a la cárcel, pero considera que se tomaron decisiones basadas en información incorrecta o dolosa.
En cuanto al impacto emocional que ha tenido esta experiencia, Aréchiga Santamaría admite que ha sido duro para él y especialmente para su familia. Sin embargo, asegura no tener rencores ni deseos de venganza. Su objetivo al hacer pública esta historia es limpiar su imagen y prevenir que otros pasen por situaciones similares injustamente.
En relación con Miguel Barbosa, Aréchiga Santamaría afirma no tener rencor hacia él ni hacia nadie más. Considera que aquellos involucrados en la política deben ser juzgados por la sociedad y por Dios.
Aunque sigue interesado en participar en actividades políticas y estar al servicio público, Aréchiga Santamaría señala que esto no significa necesariamente buscar cargos electorales. Planea continuar contribuyendo como activista desde la sociedad civil sin importar las circunstancias.