Golpiza en Angelópolis: La violencia de género y los problemas estructurales que subyacen

La golpiza que sufrió un joven en la zona de Angelópolis cobra relevancia en el contexto de género, ya que muchos hombres han aprendido que deben ser violentos para demostrar su poder y mantener su masculinidad. Brahim Zamora Salazar, miembro del Observatorio Ciudadano de Derechos Sexuales y Reproductivos (ODESYR), señala que estos enfrentamientos son indicativos de problemas sistémicos y estructurales.

El incidente tuvo lugar el 10 de septiembre cuando se hizo viral un video en el que Ernesto "N" fue agredido por varios jóvenes fuera de la Isla de Angelópolis, conocida por su vida nocturna. En las imágenes se observa cómo uno de ellos le propina una fuerte patada en la cara y luego amenaza diciendo: "Te voy a reventar la botella cabrón, aléjense, no se vuelvan a meter con nosotros, yo no te mojé pendejo".

Según testigos, esto ocurrió porque Neto defendió a una amiga después de que estos hombres la empaparan con cerveza. El joven agredido llegó al hospital con riesgo de perder la visión en uno de sus ojos. Para Brahim Zamora, prevenir la violencia implica más que simplemente lanzar campañas bien intencionadas; es necesario implementar políticas públicas sensibles y mirar más allá, pues existen indicios patriarcales detrás de estos eventos.

Zamora Salazar critica el hecho de que las universidades no estén abordando este problema sino evitándolo. En lugar ayudar a los involucrados y hallar el origen del conflicto para brindarles apoyo, estas instituciones los expulsan con el fin de salvaguardar su imagen y deshacerse del problema.

Es importante entender la violencia como un problema estructural y sistémico, no únicamente como un fenómeno doméstico. Este caso particular es solo una parte de una realidad que muestra cómo aprendemos a relacionarnos y resolver conflictos mediante la violencia entre hombres, explicó Zamora.

Sin embargo, esta problemática no es exclusiva de las escuelas; también involucra a las autoridades. Resulta preocupante que no haya presencia policial en zonas donde claramente pueden surgir conflictos debido a la presencia de bares. Esto denota una debilidad institucional evidente.

El activista mencionó ejemplos de peleas callejeras, donde la policía interviene y los involucrados son remitidos al juzgado calificador por faltas administrativas. Si hay lesiones o denuncias, interviene el Ministerio Público. Aunque pueden pasar varias horas detenidos en espera de su proceso legal correspondiente, al final quedan libres y deja de ser responsabilidad del Estado.

Esta situación indica que estos individuos violentos no recibirán ayuda ni trabajarán para resolver su problema subyacente; solo recibirán castigo por cometer una falta menor sin considerar el reflejo de un problema más significativo. Es necesario adoptar un enfoque preventivo que se centre en reeducar especialmente a los hombres para evitar futuros actos violentos y reducir su propensión actual hacia estos comportamientos.

La sugerencia es establecer un modelo integral basado en reparación más que castigo, con énfasis en reeducar principalmente a los hombres. El objetivo es que muchos de ellos no representen un peligro potencial ni para la sociedad ni para sí mismos. Sin embargo, para lograr esto se requiere de políticas públicas más humanas y una gran voluntad política.

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