Desafíos y estigmas de la maternidad soltera por inseminación artificial
En su trigésimo quinto cumpleaños, Ana tomó la firme decisión de renunciar a buscar más parejas sentimentales y optar por la maternidad soltera. Para lograr su sueño, decidió recurrir a la inseminación in vitro. Aunque el proceso inicial fue sencillo, los desafíos surgieron una vez que su hijo nació.
Desde comentarios inapropiados al realizar trámites oficiales hasta preguntas incómodas en eventos como el bautizo y dificultades para inscribir a su hijo en escuelas católicas, Ana se enfrenta constantemente a estigmas sobre las maternidades con reproducción asistida.
Según Natalí Arias, directora del Centro de Análisis, Formación e Iniciativa Social A.C., las mujeres que deciden ser madres solteras se enfrentan a una falta de apoyo institucional y prejuicios arraigados en la sociedad.
Por otro lado, Daniela también decidió ser madre sin tener pareja y recurrió a una clínica especializada para lograrlo. Sin embargo, se encontró con obstáculos al querer bautizar a su hijo debido al rechazo de la iglesia local.
Mariana, otra mujer entrevistada que prefirió mantenerse en el anonimato, relató experiencias similares de discriminación por parte de funcionarios públicos al realizar trámites oficiales como registros civiles.
En este contexto, surge la necesidad de crear políticas públicas que brinden apoyo y sensibilidad hacia estas nuevas formas de familia. Las mujeres que deciden ser madres solteras enfrentan desafíos únicos y es crucial contar con servicios públicos inclusivos y capacitados para atender sus necesidades.
Por último, es importante comunicar honestamente a los niños concebidos mediante reproducción asistida sobre su origen de una manera respetuosa y comprensible para ellos. La terapia puede ser un recurso valioso para ayudar tanto a las madres como a los hijos en este proceso.