Cocineras de Santa María Coapan en Tehuacán desmienten acusaciones de usar perros muertos en alimentos
Las cocineras tradicionales de Santa María Coapan en Tehuacán niegan rotundamente utilizar perros muertos para la preparación de alimentos, desmintiendo así las acusaciones difundidas en redes sociales. Estas controvertidas afirmaciones surgieron luego de la exposición de un individuo que al parecer ofrecía un cachorro sin órganos a establecimientos gastronómicos en la localidad.
El pasado viernes, se viralizó en redes sociales una fotografía de un hombre caminando por la Avenida Nacional portando a un animalito en su mano. La publicación aseguraba que se trataba de un indigente que presuntamente lo había sacrificado y le había extraído los órganos con el propósito de venderlo para ser incluido en tacos.
La indignación ante el presunto maltrato animal comenzó a propagarse online, causando gran revuelo y generando especulaciones sobre si las cocineras locales, reconocidas por su tradicional venta de taquitos, estaban empleando carne canina. Esto ha provocado una negativa repercusión para la comunidad.
Ante este escenario preocupante, mujeres destacadas dentro del gremio culinario explicaron que lamentablemente una única imagen ha manchado la reputación general del lugar. Aclararon que el individuo fotografiado, conocido como "El Cigarro", residente habitual con problemas derivados del alcoholismo desde hace tiempo.
Según explicaron las cocineras tradicionales, "El Cigarro" estaba ofreciendo cabrito, producto derivado del sacrificio doblemente triste cuando una chiva preñada da a luz a una cría sin vida. Esta carne es considerada delicatessen y se condimenta con ajo y orégano; aseguraron que parece similar a un perrito pero no lo era ya que acababa de nacer sin vida directamente del parto.
Ante todo este revuelo generado por malentendidos e informaciones erróneas circuladas extensamente, instaron a investigar meticulosamente si verdaderamente hay uso de carne canina para elaborar comida local y pidieron evitar dañar injustamente la reputación comunitaria.